domingo, 29 de noviembre de 2009

ENTREVISTA A REVISTA MÀ (Els metges de familia som els metges de la incertesa)





http://www.ediciona.com/portafolio/document/3/1/8/7/entrevista_revista_ma_7813.pdf

miércoles, 25 de noviembre de 2009

MUNDOS, SUBMUNDOS, ETIQUETAS.




Hay momentos especiales, como hoy, como ahora, en que las ideas parecen estar condimentadas con una especie caprichosa, alucinógena, que te hace ver la realidad desde la distancia, y desde este lugar privilegiado, siendo protagonista y espectador, la comprensión se vuelve lúcida.

En un mundo abotargado, donde salirse de la raya es una anomalía, donde la nota discordante es castigada, donde los colores, los mares, los pensamientos y las maneras de ser estar están etiquetadas, ser diferente es patológico, ser especial, escandaloso.

Existe un submundo al que pertenezco, que se catalogó en un tiempo como duro, pasó a ser denominado antisistema y hoy, se nos define como raritos. Chicos, parece ser que mejoramos, subimos escalones ante los jueces, pensantes del sistema ordenado, moduladores de la mediania, vigilantes de lo cotidiano. y ¿Sabeis que pienso?que somos diferentes, somos simplemente nosotros, quizás somos geniales y, por ello, les damos miedo, por ello no nos entienden, y por ello, hemos de seguir con lo peculiar, con lo discordante... para que entre un atisbo de luz en las niebla que envuelve su existencia.

Deseo que nunca me abandone ese deseo de explorar lo prohibido, los secretos guardados bajo la llave del oscurantismo, que nunca me abandone el miedo a perder la razón, la razón mediocre y gris que ha llevado al ser humano a la tontería, al absurdo, a la uniformidad establecida.

Seguiremos siendo raritos para los seres alfa, beta, lamba,o cualquier grado de carrera otorgada, porque todos nosotros pertenecemos a un submundo que no saben etiquetar, que no pueden valorar... aunque piensen lo contrario.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La compostura se quedó en casa





Maquillaje perfecto. Dientes blancos destellantes. Zapatos, bolso y cinturón, siempre del mismo color. Voz contenida que a menudo se intercala con risas de soprano o de gallina feliz como si acabara de poner un enorme huevo, envidia del gallinero que se contagia con la alegría y estalla en un coro de carcajadas cuando Carla inicia sus risotadas explosivas.
Es la imagen del equilibrio. Nunca la he visto perder esa compostura que parece ser, la otra tarde se quedó en casa, sin darle tiempo ni a ponerse unos zapatos.

Las niñas tenían fiebre y la más pequeña unas placas de pus rebeldes al antibiótico que no hacía efecto por ser vomitado solo al contactar con su pequeño cuello. “Llamaré a la enfermera del piso de arriba, que le ponga un antibiótico pinchado y asunto solucionado”, pensó la madre, y el pequeño glúteo de la niña, fue enseguida traspasado por la aguja que le proporcionaría el tratamiento redentor.
Salía la enfermera curadora por la puerta cuando se escucharon gritos de la abuela. Carla, en bata de color rosa, zapatillas del mismo color y el pelo recogido con unos pasadores cobrizos, se dirige como un corredor de fondo hacia la salita, escenario de donde parten los chillidos.

La niña parecía una muñeca desarticulada. Los ojos en blanco, cuerpo inerte. “Mi niña, ni niña, que se muere”, gritó Carla, estirándose del pelo y como madre decidida, salió corriendo a la calle.

En bata y zapatillas, sin pasadores en el pelo que se cayeron con el disgusto y gritando: “mi niña se muere”, recorrió las calles que separaban su dúplex del centro de urgencias.
Atravesó como un torpedo la plaza Cataluña y lo más curioso, sin perder las zapatillas que no eran ergonómicas y no tenían sujeción en el tobillo. Tres niños que estaban cambiando cromos de la liga de fútbol, la vieron cruzar la plaza. Abrieron los ojos extrañados, pero siguieron a lo suyo.

Llegó al centro coordinador, abrió las puertas de cristal. Se apoyó en la pared tan solo un segundo, para tomar aire y convertirlo en un potente grito: “Mi hija, mi pequeña se muere. Un médico”.
Dos doctoras salieron corriendo de sus consultas. La administrativa casi salta del mostrador. Una enfermera ya estaba preparada con el instrumento de resucitar.
—Tranquila señora. ¿Y la niña?
Carla se da cuenta de que la niña se había quedado en casa.

Inicia una nueva carrera. Esta vez a la inversa. Cruza la Vía de San Ildefonso. Llega a plaza Cataluña. Vuelve a pasar delante de los tres niños que están sentados en un banco y escucha una voz que le dice: “señora la niña está con sus padres. La están buscando”
Carla no pierde el tiempo en agradecer la información. La vida a veces depende de segundos y ella, ha perdido muchos. Se dirige a casa sin perder el ritmo de la maratón, conteniendo el aire.

Sube las escaleras y llega a la vivienda. No hay nadie.
Se tira en el sofá llorando desconsolada.

En unos minutos, escucha el sonido de las llaves abriendo la puerta. El miedo le impide abrir los ojos. Su vida no tiene sentido tras la pérdida de un hijo.
Oye las voces de la abuela, del abuelo y de su hija mayor… y risas. Escucha risas.

Levanta el rostro que tiene chafado contra el almohadón a cuadritos que hay en el sofá y con lo ojos teñidos de negro por el rimel escampado, observa a su niña pequeña que sonríe.
En brazos de la abuela y distraída con un sonajero que hace girar, balbucea: “ma, ma, ma”.
—Unos niños que estaban en la plaza nos han avisado que corrías para casa. —le dice la abuela.

Carla, catatónica, desmelenada, sin pasadores, sin zapatillas ergonómicas que ha perdido en la carrera de vuelta, reacciona y recupera la serenidad. Toma a la niña entre sus brazos, le besa a cara y se la deja emborronada con los restos del rimel.

martes, 23 de diciembre de 2008

2009, Os deseo lo mejor




Sueños por los que luchar, esperanzas amalgamadas con dudas que volverán a quedar sin respuesta, días y noches que de forma cíclica se empeñarán en hacernos creer que nada vale la pena, pero...

Un nuevo año en forma de promesa, se presenta como el mejor regalo de una vida que a pesar de todo, de las injusticias, del llanto de los desfavorecidos, de la intolerancia, del abuso del poder, sigue fluyendo y nos regala este aliciente que desnudo, tierno y lleno de positividad, nos invita a continuar en un mundo que permanece, que nos pertenece y donde todo puede ser posible...

Os deseo lo mejor: que no nos quedemos sin sueños.


GRISELDA MARTÍN CARPENA
2008-2009

sábado, 22 de noviembre de 2008

AUNG SAN SUU KYI



La demència consisteix en anar oblidant primer el present, després desapareix el passat, fins que tu mateix, acabes sent un desconegut.

Els nostres dirigents (alguns) volen recuperar la memòria històrica, fet essencial per a no oblidar-nos del que vam ser, dels nostres orígens, però, em pregunto: què passa amb la memòria recent?

Per què es veuen fotos a la premsa dels nostres polítics, donant la ma a dictadors, per exemple de la Xina?

Per què tenim tractes comercials amb els governants de Birmània, que estan matant a una població que només demana democràcia, autonomia?

Em sembla que la nostra societat, pateix de greus símptomes de demència. Penso que sense oblidar l’origen, no hem de perdre el sentit del PRESENT...

Vull donar el meu recolzament a Aung San Suu Kyi, premi nobel de la Paz, que viu a Londres, tancada a un pis, per protegir-se d'amenaces de mort per dictadors Birmans, amb qui Espanya manté tractes comercials.

Suu Kyi, tan sols demana democracia i autonomia al seu pais.
¿Sabeu que vol dir això?

viernes, 2 de mayo de 2008

Freya... sólo un perro



Si llego a casa, ella no está para recibirme. Cuando marcho no tengo a quien acariciar. Me falta su respiración por la noche, a los pies de la cama. No siento su caminar por el parket. Ya no percibo su olor…Siento un vacío doloroso desde que Freya murió y algunos me dicen… ¡solo era un perro!

Es cierto, solo era un perro y es cierto que solo un perro, te sigue queriendo a pesar de conocerte. Solo un perro te demuestra un amor incondicional, una lealtad y una entrega, que pocos seres humanos son capaces ni de imaginar.

Groucho Marx dijo que cuanto más conocía a los hombres, más quería a su perro. Después de convivir trece años con Freya y después de perderla, he aprendido una lección que en ningún aula me han enseñado. Me he dado cuenta de que soy un aprendiz en lealtad, en fidelidad, soy un aprendiz en saber amar sin esperar recompensa, soy un aprendiz en saber respetar, en saber perdonar…

Nunca olvidaré a Freya, una preciosa hembra de pastor alemán que compartió su vida con mi familia y ha sido un miembro importante de ella. Ha sido un ser inteligente, afectuoso e irremplazable. Soy una agnóstica convencida pero en estos momentos de tristeza en que es muy duro aceptar…”El nunca más”, me gustaría creer que existe un lugar después de esta vida y si fuera verdad, estoy convencida que ella estará allí, en un lugar privilegiado, esperándome.

Freya…te quiero.

A una buena amiga



EN UN LUGAR ESPECIAL

Trabajamos atendiendo a seres humanos con quejas, con dolores. Intentamos dar respuesta a problemas que a menudo no tienen solución, pero en medio de esta tristeza, de esta realidad aplastante a veces ocurren cosas fantásticas, a veces conectas con gente especial con la que puedes recorrer parte de tu camino y tú Encarna has sido una persona muy especial.

Quisiera creer en un lugar que existe más allá de la realidad, en los confines del sueño. Es un lugar donde todo es posible y no tiene cabida ni el dolor, ni la tristeza, ni el adiós. Es un lugar donde nace el material para crear los cuentos, las novelas. Es un lugar donde nace la idea del amor, donde se forjan las ilusiones, y en este lugar es donde viven las hadas.

Me gustan las hadas porque son especiales, porque son etéreas, enigmáticas y porque te acompañan para encontrar el camino que te conduce a ese lugar especial. Quisiera que conserves esta pequeña hada y nunca te olvides que al igual que ella, tú estarás siempre presente en ese mundo que nunca muere, en ese mundo particular donde todo es posible y donde no existe el adiós.