viernes, 2 de mayo de 2008

Freya... sólo un perro



Si llego a casa, ella no está para recibirme. Cuando marcho no tengo a quien acariciar. Me falta su respiración por la noche, a los pies de la cama. No siento su caminar por el parket. Ya no percibo su olor…Siento un vacío doloroso desde que Freya murió y algunos me dicen… ¡solo era un perro!

Es cierto, solo era un perro y es cierto que solo un perro, te sigue queriendo a pesar de conocerte. Solo un perro te demuestra un amor incondicional, una lealtad y una entrega, que pocos seres humanos son capaces ni de imaginar.

Groucho Marx dijo que cuanto más conocía a los hombres, más quería a su perro. Después de convivir trece años con Freya y después de perderla, he aprendido una lección que en ningún aula me han enseñado. Me he dado cuenta de que soy un aprendiz en lealtad, en fidelidad, soy un aprendiz en saber amar sin esperar recompensa, soy un aprendiz en saber respetar, en saber perdonar…

Nunca olvidaré a Freya, una preciosa hembra de pastor alemán que compartió su vida con mi familia y ha sido un miembro importante de ella. Ha sido un ser inteligente, afectuoso e irremplazable. Soy una agnóstica convencida pero en estos momentos de tristeza en que es muy duro aceptar…”El nunca más”, me gustaría creer que existe un lugar después de esta vida y si fuera verdad, estoy convencida que ella estará allí, en un lugar privilegiado, esperándome.

Freya…te quiero.

No hay comentarios: